jueves, 9 de enero de 2014

RAZONES PARA NO PARTICIPAR EN UN ENGAÑO...

Reproduzco a continuación la carta que he remitido por correo electrónico al consejero de educación en Berna y a la subdirectora general del Promoción Exterior Educativa del MECD, en las que les expongo los motivos por los que no quiero participar con mi hija en la farsa que envuelve a la imposición del modelo semipresencial para las Agrupaciones de Lengua y Cultura Española para los hijo e hijas de los emigrantes españoles:

Oberdorf (Suiza), a 8 de enero de 2014

Sr. D. Eduardo Butler Halter,
Sra. Da Ma Ángeles Muñoz Fernández de la Bastida:

Soy madre de una niña de 8 años, Sofía ..., que asiste al tercer curso de Lengua y Cultura Española, nivel A2.2, en el aula de la que la Agrupación de Zürich dispone en la ciudad de Lucerna, y sólo en calidad de madre de alumna me dirijo a Vds. Mediante las siguientes líneas les quiero informar de algo que ya saben, aunque sea como parte de una estadística: que hemos decidido no hacer con nuestra hija la parte online (o no presencial) del programa, para lo cual ni siquiera facilitamos la preceptiva dirección de correo electrónico, necesaria para tener las claves de acceso a Aula Internacional. Lo que sus estadísticas no van a recoger son las causas por las que tomamos esa decisión y por eso creo necesario explicárselas en detalle y, además,  hacerlas públicas.

Incluso desde antes de mi llegada a este país, hace más de diez años,  ya tenía noticia de la actividad de las ALCEs. Como profesora de español lengua extranjera he tenido además la oportunidad de coincidir con cierta frecuencia en cursos de formación con maestros de las agrupaciones, lo que me reafirmó en algo que ya teníamos claro desde el nacimiento de nuestra hija: el deseo y necesidad de que acudiese a las clases de lengua y cultura desde que cumpliese la edad requerida para matricularla. Con siete años Sofía  pudo acceder al A2.1 (ya que podía leer y escribir en español) y desde agosto de 2012 acude cada semana a su clase en Lucerna, ilusionada y motivada. Pese a los casi 50 minutos de tren y autobús de cada trayecto. Pese a tener que ir masticando el postre mientras se calza las botas. Pese a llevar despierta desde las siete menos cuarto de la mañana ¡Y que nadie le diga una semana que no puede ir a su clase de español! No es para menos. Ha tenido una suerte inmensa con su maestra, alguien que desde el cariño y desde el rigor les ha transmitido amor por la lengua y la cultura española A eso se suma que ir a la clase de español le ofrece una experiencia que desconocía: compartir pupitre y recreo (cuando aún tenían tiempo para un recreo, claro) en español con otros niños y niñas.  O poder visitar un museo descubriendo a Picasso en su lengua materna...

Pero a mi hija y a sus compañeras y compañeros y al resto de niños de los tres primeros cursos se les ha robado (permítanme la contundencia del verbo, pero es el que mejor define la situación), desde agosto de 2013, la mitad de ese tiempo para aprender, para hablar, para jugar, para cantar, para reír, para darse la mano, para abrir mucho los ojos ante un cuadro colgado en la pared de un museo (y no en un buscador de Internet). Nada menos. La mitad: de tres horas semanales a hora y media. Y apoyándose en un argumento tan pintoresco como es que esto se hace para mejorar el programa ALCE ¿¡Mejorarlo!? Y con la no menos pintoresca pretensión de que esa hora y media presencial se pueda sustituir por hora y media de ejercicios en una plataforma en Internet, Aula Internacional, desde casa. No voy a entrar a explicarles lo que desde multitud de colectivos se les ha argumentado con todo detalle desde hace muchos meses: que un ordenador no sustituye nunca a un maestro presencial, que no todos los padres están capacitados para ayudar a sus hijos en las tareas de Aula Internacional, que obligar a las familias a tener un ordenador con acceso a Internet ni es legal ni contribuye a la igualdad de oportunidades, que pedagógicamente es un disparate y un sinfín de razones que echan por tierra la semipresencialidad impuesta desde su ministerio.

Lo que quiero contarles es que hemos decidido no acceder a Aula Internacional para no participar del engaño. No porque tengamos problemas con la clave: ni la hemos solicitado. No porque Aula Internacional sea un instrumento de calidad discutible (que parece que lo es), porque eso no es lo fundamental. Lo fundamental y que no admito es que se nos pretenda convencer que hay una equivalencia, ni remota, entre la hora y media de clase presencial que han quitado a mi hija y la supuesta hora y media de actividades online en Aula Internacional.  Y, de paso, quiero aclararles algunos equívocos, para evitar interpretaciones erróneas:

  • Los padres de alumnos de las ALCEs no somos analfabetos digitales temerosos de lo desconocido. Como profesora de español recurro constantemente a la ingente cantidad de materiales excelentes  que Internet pone a nuestra disposición. Tengo un blog, soy muy activa en las redes sociales y una entusiasta del uso de las TICs en la enseñanza. Estaré encantada de que mi hija pueda disponer en el futuro de una plataforma en línea de calidad, segura y con buenos materiales en español adaptados al perfil de los alumnos de ALCEs,  a los que una niña, motivada y curiosa como ella, pueda acceder para hacer actividades complementarias o conectarse con sus compañeros o con otros niños del resto del mundo. Actividades complementarias, pero NUNCA en sustitución de su tiempo de clase.
  • Los padres de alumnos de las ALCEs no somos irresponsables egoístas que no queramos dedicar tiempo a la enseñanza en español de nuestros hijos. Como tampoco es cierto que la única cultura española que sepamos transmitirles a los niños sea la alineación de la seleccion de fútbol, como tuve que escuchar, con mucha vergüenza ajena, de boca de un alto cargo diplomático español. Desde que mi hija entró en el Kindergarten suizo, en paralelo hacía con ella en casa libros y cuadernillos que se utilizan en la escuela infantil en España. Aún después de empezar a acudir a las clases en la ALCE, he seguido trabajando con ella en casa los libros de texto de Conocimiento del Medio y Educación Musical de primaria, dedicándoles a la semana mucho más tiempo del que ocuparían las actividades de Aula Internacional. Y vivir con libros en español en su entorno o escuchar la actualidad en la radio española  no dejan de formar parte de su acervo cultural. Estoy convencida de que como nosotros, todos los padres y madres que se empeñan en que sus hijos acudan a las clases de ALCE dan lo máximo, dentro de sus posibilidades y aptitudes, para transmitir a sus hijos su lengua y su cultura.
  • Los padres de alumnos de las ALCEs no somos insolidarios con los problemas de España. En principio, porque no nos son ajenos: muchos emigrantes españoles lo han sido y lo vuelven a ser por razones económicas y laborales. Y quien no, siempre tendrá familia y amigos en España vapuleados por el paro, la inseguridad laboral, los recortes en sanidad, educación y dependencia o el menoscabo de los derechos sociales. Nunca en estos meses hemos pedido aumentar los recursos económicos para las ALCEs (además de que, según el ministerio, no hay razón económica alguna detrás de la semipresencialidad). Y al pedir que se mantenga la calidad de la educación que reciben nuestros hijos a través de las ALCEs no estamos sino uniendo nuestras voces al del resto de familias que, también en España, aspiran a una educación pública que garantice la igualdad de oportunidades de sus hijos. La causa es común.

Espero con este escrito haber arrojado luz sobre las motivaciones de nuestra decisión de no participar en Aula Internacional. Para cualquier aclaración, no duden en ponerse en contacto conmigo. Confío en que el conjunto de voces que están intentando apelar al sentido común les haga replantearse la viabilidad del modelo impuesto.

Atentamente,

Fátima del Olmo Rodríguez

He hecho ya referencia a este problema en una entrada anterior: "Picasso, la marca España y la acción educativa exterior",  http://cuadernosdesdeladistancia.blogspot.ch/2013/06/picasso-la-marca-espana-y-la-accion.html

Existe además abundante información acerca de la movilización generada contra las semipresenciales en las páginas web de la Plataforma en Defensa de las ALCEs de Zürich (https://sites.google.com/site/alcesdefensazurich/) y de la Plataforma REALCE (http://www.plataformarealce.es/), además de en los perfiles sociales de ambas organizaciones.